“CATRALA”
Un rostro delicado, de rojizo cabello ondulado
Camina a la sombra de un lúgubre farol
Las miradas asustadas, por detrás de un balcón
Vigilan la vida y sus pasos, que se han perpetuado.
Vestimentas que nos cuentan, de un pasar refinado
Aunque roba bondad como un vil ladrón
Y esconde su “Cristo de Mayo”, castigado en un cajón
Mientras a un esclavo mantiene bien alhajado
Tu maldad de niña, un día a tu padre ha envenenado
con brujerías que la tía, debajo del faldón enseñó.
Poderosa
terrateniente fuiste, sin lograr
el amor
Pero tu mal actuar nunca ha sido enjuiciado
Su silueta macabra, no solo se ha manchado,
en su casa del terror, de sangre y dolor.
Sigue siendo la íntima, de un ilustre monseñor
Pues toda crueldad
de su pasar se ha ocultado
Santiago colonial, ciudad donde se han maltratado
A más de
cuarenta, que sufrieron con dolor
En mil seiscientos muere, y vive en otra dimensión
“Catrala” En San Agustín, tu cuerpo ha sido enterrado
Jormella
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